Cervera de la Cañada

En el siglo XX existía la figura ya perdida de la telefonista del pueblo. En esta caso, Teresa era la encargada de gestionar las llamadas que recibía en el único teléfono del pueblo, que se encontraba en su casa.  

A través de la línea telefónica escuchaba todas las historias de los vecinos y vecinas guardando como en oro en paño todos sus secretos.  

Alexia, vecina del pueblo y sobrina de Tere, recuerda con cariño como su tía le decía “corre, ve a casa de Pepita que la están llamando”