En 1948 Cervera de la Cañada se encontraba invadida por una plaga de saltamontes y se decidió traer a la Virgen de Fátima como remedio para paliar este mal.
Durante todo el día estuvieron paseándola por el pueblo, para honrar a la Virgen prepararon un arco de flores en las Cuatro Esquinas por donde pasó para júbilo de los vecinos y vecinas. Finalmente, la plaga cesó y la Virgen volvió a su lugar de origen.