1961

“A li, a li, a li, lango, las cerezas se cogen del mango”
Desde finales de mayo hasta finales de junio, las familias enteras se afanaban en recoger la cereza de los numerosos cerezales que había por toda la huerta.

Primero las monzonas, que eran las tempranas, después las talegueras, y entre tanto las pichonas, todas ellas para la plaza, y las francesas, que se vendían para la conserva, y en medio del tajo un alto para reponer fuerzas, como hace la familia de Félix Oto en su cerezal del Sasillo.